Si la mayor parte de la humanidad odia la pizza con piña, imagínate qué cara pondrán cuando se les presente otra mezcla tan osada como bizarra: una novela de humor y fantasía, terror o ciencia ficción. Sería un debate largo y aburrido dilucidar si el humor es la base que todos aceptamos o el ingrediente extraño que provoca una mutación de sabores estrambótica, así que nos lo saltamos.

Tenemos asumido que un poco de piña en la pizza es algo festivo, pero dentro de unos límites elegantes y sensatos. Lo otro, la abundancia exagerada de rodajas de piña a lo loco, para algunos sería el caos en vez de la puerta a nuevas experiencias en el paladar. Siguiendo con la metáfora, el dilema de los que escribimos narrativa cómica es ver qué cantidad de humor mezclamos con el género para que el resultado sea atractivo y apetitoso y el público lector quiera devorarlo en vez de vomitarlo.
Os cuento cómo lo hago yo, usando de ejemplo mi última novela, a ver si de paso os motivo sin sutilezas a comprarla aquí. A diferencia de las historias de humor con vampiros de Christopher Moore o el Carpe jugulum de Terry Pratchett, El club de las sombras. Ciudad de vampiros 1 es un thriller de terror con humor. Y para mi gusto y el de muchos lectores competentes de los que me fío, la mezcla funciona y la lectura te llena de satisfacción nutritiva sin necesitar Almax.
La trama es de thriller, los riesgos para los protagonistas son de historia de terror sin contemplaciones (el clásico vida o muerte) y los vampiros son bestias sanguinarias que van a por todas. O sea, que podría ser el típico bestseller de tapa dura que te vendería cualquier autor americano. La diferencia está en que novelas así ya hay miles. Y por más o menos apañadas que sean, ninguna consigue nunca la contundencia aplastante del Salem’s Lot del rey King.
Así que en vez de intentar hacer copias baratas, lo mejor es hacer nuestra propia versión, usando el elemento que (casi) ninguna de estas historias tiene: el humor.
Y la comedia la construimos con personajes reales, con la misma psicología y comentarios divertidos que haríamos nosotros o nuestros amigos si nos viéramos implicados en una situación así.
En la gran mayoría de estas historias serias y oscuras, ni se hace referencia a la gran cantidad de obras que tratan del mismo tema, ni casi nadie sabe lo que es un vampiro, ni cómo actúan, ni cómo se los derrota y, a veces, ni cómo se les llama. En cambio, mis personajes no solo lo van comentando con el mismo conocimiento friki que puede tener cualquier lector, sino que además pueden burlarse de los chupasangre y de las típicas normas vampíricas.
Por ejemplo, Jonatan (por Harker, pero muy distinto a él) es un aspirante a youtuber tan pesado como divertido que siempre lo comenta todo desde un punto de vista sensacionalista y deslenguado. Y se pregunta si los vampiros tienen sarro y van al dentista o si se tendrían que hacer repartidores del supermercado para que todo el mundo se viera obligado a dejarles entrar en su casa. (En la novela tiene más gracia, compráosla, de verdad.)
Y esto nunca se le ocurrirá a Stephen King.
Por eso, amigos, dejad de ser covers de autores superventas, potenciad vuestra voz propia, vuestro humor particular, porque clónicos que copien a Tolkien, Martin, King y compañía hay miles, pero pocos como vosotros podrán aportar esa chispa personal que hará de vuestras historias algo único.
Divertíos escribiendo y es muy posible que los lectores se diviertan con vuestro trabajo. ¡A reír y a teclear!
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