“Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación”.
Así empieza una de las obras más importantes de Úrsula K. Le Guin, La mano izquierda de la oscuridad, un ejemplo clásico de una gran historia acompañada de un worldbuilding excelente: creíble, verosímil, cohesionado internamente.
Pero, ¿qué es la imaginación? ¿Se puede imaginar desde la nada? La respuesta es no, pues la imaginación nace de la realidad, de las cosas que hemos experimentado, vivido, leído y sentido antes (podéis echarle un ojo al curso de Sergi Viciana cuando habla de la mímesis).
Igual que decimos que es importante que un escritor haya sido antes buen lector, la buena recreación de un mundo, un buen worldbuilding, necesita apoyarse en materiales previos, encontrar unas referencias que le inspiren. Dicen que “somos lo que comemos”. Alimentar nuestro mundo con sistemas ya existentes, estudiados en profundidad, es la clave para que se sienta real y que podamos pisarlo y habitarlo.
Entrenar la curiosidad y renunciar al prejuicio
¿Por qué los mundos de Úrsula K. Le Guin parece que siempre han estado ahí? ¿Por qué se sienten tan reales? Sabemos que era hija de un antropólogo estadounidense muy reputado, Alfred Kroeber, y está claro que heredó de él la curiosidad por el estudio de otras culturas, la apertura mental a otros esquemas de pensamiento y acción, a otras mentalidades. Por eso es una autora tan inclusiva, capaz de enriquecer sus textos con influencias nuevas y distintas, ajenas al pensamiento occidental (en su uso del taoísmo, por ejemplo), y conserva tan afilada su capacidad de innovar. Quien escribe debe ser curioso, estar dispuesto a considerar e incorporar verdades diferentes a la propia (hablaremos en el curso de prejuicios y sesgos), acercarse a la documentación con la mente y el corazón abiertos. Y ser valiente. Solo mediante esta actitud es posible ampliar nuestra concepción del mundo y alcanzar verdades profundas y complejas. Representar el drama humano en toda su contradicción.

El humano universal
Ya estemos recreando un mundo del pasado (novela histórica), interpretando nuestro presente (contemporánea), proyectando a futuro (ciencia ficción) o creando mundos alternativos (fantasía), la antropología busca la esencia del comportamiento humano, esos básicos tanto del individuo como del grupo.
Cuando estamos creando culturas nuevas, sistemas económicos, de monedas, jerarquías, modelos relacionales… cuando tratamos con géneros no realistas, la antropología viene al rescate más que nunca: suele observar a los grupos humanos en condiciones esenciales, “primitivas”, en lugares donde la tecnología no es tan abundante. Cuando desnudamos las sociedades de tecnología es cuando podemos ver más claro, sin tanta parafernalia, lo que hay en el fondo del ser humano, cómo se comporta ante los otros y ante la naturaleza. Son muchas las disciplinas científicas que documentan un buen worldbuilding (historia, economía, numismática, semiótica, biología…) pero, de todas ellas, la antropología y sus ramas nos ofrecen las claves del humano universal. Esto es, inventemos la cultura, sociedad o personaje que sea, siempre va a contar con elementos con los que podemos reconocernos, en cualquier época y lugar. Esa universalidad de la obra es lo que consiguen los clásicos, esas novelas que trascienden. En los museos etnográficos de tu ciudad, por ejemplo, hay un tesoro por descubrir en costumbres, tradiciones, leyendas, artefactos… que pueden muy bien inspirarte para tu próxima obra de ficción especulativa.
Cuanto más investigues y más ejemplos conozcas, más fácil te será abstraer los patrones básicos y, como hace el virtuoso en la música, llegar a componer y levantar sociedades y culturas que sean justo lo que necesita tu historia, ni más ni menos.
Caminar sobre un mundo sólido
Necesitamos renovar constantemente ese material, llevar a quien lee a lugares donde no ha estado antes. Con la dificultad añadida de que en géneros no realistas te lo juegas todo en la verosimilitud. Si el material de partida, de documentación, es endeble o insuficiente, tu mundo no será sólido, se derretirá como la mantequilla. Esto lo nota enseguida el lector (el editor, ni te cuento), se transmitirá la inseguridad, parecerá que estás improvisando, que no sabes lo que haces. Colapsará la ilusión.
Por eso es importante iniciar la escritura con tu mochila bien surtida. Y eso solo te lo da una buena documentación.

¿Qué importancia tiene el proceso de documentación al escribir una novela fantástica? ¿Cómo abordar la documentación a la hora de construir nuestro propio worldbuilding?
Ana B. Nieto nos explica en su curso por qué una buena documentación es tan importante en los géneros no realistas, en él nos enseña a aprovechar todas sus posibilidades creativas y a adaptar otros modelos a nuestro worldbuilding.
A la hora de escribir una novela histórica, todos estamos de acuerdo en que el proceso de documentación es clave. Pero ¿qué ocurre en el caso de una novela no realista? La solidez y la verosimilitud son extremadamente importantes cuando abordamos géneros literarios como la ciencia ficción, la fantasía o el terror, y para conseguir esos objetivos, la documentación es una parte fundamental de nuestro proceso creativo.
Puedes complementar este curso con el de Worldbuilding de Sofía Rhei y el de Escritura de Fantasía Histórica de Jesús Cañadas. Todos ellos están muy relacionados entre sí.