Corregir consiste, sobre todo, en eliminar todo aquello que nos distraiga de la lectura para centrarnos en el texto en sí. Con las correcciones aspiramos a entregar un texto perfecto (estilo) y que este se pueda leer en condiciones ideales (ortotipográfica). Las editoriales agradecen que el texto llegue lo más limpito posible. Y aquí es donde entras tú, como responsable de la obra. A continuación te ofrezco algunas sugerencias que redundarán en beneficio de tu manuscrito. En ningún caso sustituyen a las diferentes correcciones, pero comprobarás que, gracias a ellas, tu texto se leerá con mayor fluidez y la fase de revisión se hará más llevadera.
Ante todo, unifica criterios. Insisto en que un equipo de profesionales vela por la excelencia del resultado final, pero si unificas cuatro cuestiones básicas les facilitarás el trabajo y, más importante aún, este modus operandi (en cursiva, porque es un extranjerismo sin adaptar) se convertirá en parte de tu rutina de trabajo.
Si ya has publicado con esa editorial, seguramente tengas su libro de estilo. En caso contrario, no te preocupes. Puedes consultar, por defecto, las normas básicas que establece la Real Academia Española en sus tres códigos normativos de alcance general: la Gramática de la lengua española, la Ortografía de la lengua española y el Diccionario de la Lengua Española. Una herramienta muy útil es el Diccionario Panhispánico de Dudas. El apartado de dudas de Fundéu te resolverá más de uno y más de dos problemas.
Otra aclaración: me refiero a unas unificaciones básicas que son previas incluso al proceso de preedición. La editorial se encargará de ahondar en las intervenciones concretas que tu texto necesita. No tiene sentido que te devanes los sesos tratando de determinar si empleaste el tipo de letra adecuado o si se te ha escapado algún leísmo: para eso están las correcciones de estilo y ortotipográfica.
¿En qué deberías fijarte, pues? Aquí van cuatro sugerencias.
- Diacríticos. Son esas tildes que cambian el significado de una palabra y pueden generar, por ejemplo, una anfibología: el sujeto de «Bebe solo cuando tiene algo que celebrar» podría ser una persona equilibrada o rematadamente chunga en función del valor que le demos a ese «solo». La RAE ha adoptado el criterio de no marcar las tildes diacríticas, porque entiende que acotaciones son meramente tipográficas y que basta con una lectura atenta para entender el contexto, pero ¿cómo podemos saber que dentro de equis tiempo no cambiarán de opinión? Ten presente que, en este caso, tildar sería igualmente correcto. Ante la duda: decídete por la opción que te resulte más natural, pero asegúrate de que está unificada.
¿Cómo hacerlo en el Word? Ve a Inicio > Reemplazar > Buscar: Reemplazar con: y, en Opciones de búsqueda: Solo palabras completas. Para asegurarte de que no generas errores innecesarios, valida cada cambio (Reemplazar y Buscar siguiente).
[CAPTURA DE PANTALLA]
- Tildes en demostrativos (éste / este, ésa / esa, aquéllas / aquellas). Al igual que sucede con los diacríticos, nadie nos dice que, en la próxima reunión de los jueves de la Real Academia, un señoro con columna en prensa generalista no vaya a tener una enganchada con cualquier otro señoro con columna en prensa generalista y de ahí no vaya a salir un cambio de criterio. Mientras contenemos la respiración, haremos lo mismo que con los diacríticos: tíldalos o no, como prefieras, pero asegúrate de que has unificado el criterio.
- Quizá / quizás. La RAE admite ambas. De nuevo, lo importante es que tu criterio sea uniforme, porque en este aspecto las editoriales hacen lo que les da la gana: puedes encontrarte con que la editorial solo (o sólo) admita una de ellas de manera invariable, o que, basándose en criterios eufónicos (el «porque suena bonito» de toda la vida, pero con explicaciones llenas de tecnicismos), admita «quizás» si precede a palabra que comience por vocal («Quizás encontremos vida inteligente en Marte»), o «quizá» si la siguiente palabra comienza con una consonante («Quizá sea el mejor curso de corrección de textos al que me he inscrito»).
- Por tanto / por lo tanto. La RAE también admite ambas formas, siempre que equivalgan a «por consiguiente, por lo que», y cada editorial tiene su propio criterio al respecto. Por eso recomiendo algo muy sencillo: busca cuál de las dos formas aparece más veces en vuestro manuscrito, y unifica en ese sentido. No te recomiendo que hagas un Buscar y Reemplazar, porque «por tanto» no siempre significa «por consiguiente, por lo tanto» y podrías generar nuevos errores.
Sé que estás agradecido por lo tanto por tanto consejo útil, pero con estos cuatro ya tienes una buena base sobre la que trabajar. Prueba a seguir este método con tu manuscrito cuando lo revises por última vez antes de enviárselo a una editorial y, mejor aún, ponlo en práctica cada vez que vayas a guardar sesión en tu próxima obra. Apenas te llevará cinco minutos, y te ahorrarás el tedioso trance de hacerlo sobre un manuscrito de varios cientos de miles de caracteres. Incorporarlo a tu rutina de trabajo puede ser una buena idea.
Curso de Corrección de textos orientada a escritores
Juanma Santiago te explica en este curso, de forma desenfadada y muy divertida, los diferentes tipos de corrección de textos que existen para que seas capaz de identificar y de corregir los posibles errores de tus escritos y, por lo tanto, optimizar tu carrera literaria.
También, te presenta posibles salidas laborales relacionadas con tu pasión por la literatura y describe parte de las fases del proceso editorial que afectan a tu obra.
Santiago hace un repaso a los errores más comunes que se encuentran en las historias de ciencia ficción, fantasía y terror, y por medio de numerosos ejemplos, explica cómo evitarlos.
Este curso está dirigido a todo tipo de público, pero sobre todo a autores que deseen afianzar conocimientos ortotipográficos y de estilo para mejorar sus textos.
Este Curso de corrección para escritores de fantasía, ciencia ficción y terror también podría llamarse: Corrección de textos para frikis, porque los que estamos detrás de Phantastica somos frikis* confesos y orgullosos.
(*Según la RAE, coloquialmente, Friki: Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición).
